Anabel Caride. Calle de los Noctámbulos.
La directora de la Revista El Ático de los Gatos, Rosario Troncoso, nos recomienda esta semana a Anabel Caride. Calle de los Noctámbulos.
Extraemos dos de sus poemas.
Yo quiero ser ministra de Cultura
Yo quiero ser ministra de Cultura,
calzar gafas de pasta
y confundir a Alberti
con un playboy de Mónaco.
Coleccionar catálogos
de exclusivas tiradas
con nombres como ripios
en boca de don Mendo.
Elegir modelazo a cargo del estado
sin dar declaraciones,
solo alguna boutade
sobre las Sinsombrero,
ellas tan elegantes que nunca conocieron
un forrado estilista.
Llamar titiriteros a los cómicos
que no elogien las leyes
que me redacten otros;
un bello jarrón chino en el alféizar,
dos ovarios con cuota.
Calle de los noctámbulos
Tienen los maleantes,
noctámbulos acróbatas en líquidos infectos,
un aire de canallas,
la disculpa de todos los borrachos.
Hermandad en la que creo, tal vez la más honrada,
tal vez la menos agria
de todas las miserias de la tierra.
Licántropos colegas de barril,
celebramos rituales colectivos.
No nos gana el silencio
del bebedor que anega sus derrotas
en copa de balón.
Le damos al mollate en sindicato
malevo de feriantes, monarcas de la risa:
el motivo es vivir.
Vivir, sorber la vida da igual el continente:
botellín del glaciar, vaso de Duralex heredado
o jarra de taberna.
En estos tiempos rancios,
pacatos defensores de las úlceras
y los guantes de látex,
nos queda la sospecha ante quien pide
solo agua con gas.
Nos mira de reojo,
enciende su taxímetro
buscando indiscreciones en los labios ajenos
y ríe en diferido.
La calle del noctámbulo es un antro
que deja en el vestíbulo
a insulsos estirados sin defectos.
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TítuloAnabel Caride. Calle de los Noctámbulos.