El Holocausto Gitano por Reza Emilio Juma
Desde hace un mes están continuamente bombardeados con noticias del famoso Coronavirus. Ha resultado en la muerte, según el recuento de hoy, 13.000 muertos en España y 97.000 a nivel mundial. Son números que asombran, pero cuando los comparamos con los muertos que hubo en las exterminaciones y genocidios que se llevaron a cabo en Europa en el siglo XX siguen siendo números que palidecen al compararse y no suponen ni un porcentaje del total. Todos recordamos de nuestras clases de Historia cuando nuestros profesores nos hablaban de la Segunda Guerra Mundial y los 7 millones de rusos, 6 millones de judíos, y otros millones de prisioneros de guerra, pero nadie habla de los casi un millón de gitanos que murieron en este brutal episodio. Parece ser que siempre ha estado eclipsado por otros eventos o atrocidades. Pero sería totalmente injusto nodestacar y rendir un homenaje a estos victimas que se merecen tener su lugar en los anaqueles de la historia.
Esta semana, expresamente el día 8 de abril conmemoramos el Día del Pueblo Gitano y parece ser que nadie se dio cuenta o tal vez no fuera suficientemente importante para ocupar algunos titulares de los noticieros. ¿Cuál fue la verdadera tragedia que esta etnia desplazada y muchas veces olvidada? ¿Y que tuvieron que endurecer a manos de los nazis hace menos de un siglo?
Cuando el partido nazi fue elegido para tomar el poder en Alemania en 1933, heredó un aparato legal bien desarrollado para controlar a muchos de los grupos que consideraba indeseables. Para ellos, el problema gitano se convirtió en un problema racial que tenía que ser tratado y resuelto de la manera más rápida posible. De hecho, los judíos y los gitanos fueron los únicos dos grupos étnicos que fueron designados para la aniquilación completa.
A partir de 1937, las presiones sobre los gitanos aumentaron de manera rápida y sin remordimientos, sin una reacción pública hostil, ni en el extranjero ni en casa. Fueron tratados como una peligrosa raza alienígena cuya sangre era una amenaza mortal para el putrefacto racial alemán. Fue contrarrestado por una prohibición de mezclarse por matrimonio en las relaciones extramaritales. El Centro de Investigación de Higiene Racial y Biología de la Población en Berlín, una agencia del Departamento de Salud del Reich se convirtió en el principal centro de trabajo para la identificación y clasificación de los gitanos y la investigación de los vínculos entre la herencia y la criminalidad a través de genealogías, huellas digitales y mediciones antropométricas. Tenían la esperanza de establecer un recuento preciso de todos los que llevaban sangre gitana y determinar su grado de mezcla racial.
En su decreto “Combatir la peste gitana”, Heinrich Himmler declaró que los gitanos de sangre mixta eran los más propensos a la delincuencia y subrayó la necesidad de que la policía enviara a todos los gitanos a la Oficina Central del Reich. Audazmente declaró que los gitanos eran "un pueblo de orígenes etnológicos completamente primitivos, cuyo atraso mental los hace incapaces o una verdadera adaptación social" y que la solución sería "reunirlos en grandes mapas de trabajo y seguir trabajando allí y así la cría de esta población de sangre mezclada se detendrá para siempre".
Los campos de concentración se decidieron por unanimidad como remedio principal. Cada distrito recibió la orden de transferir una cuota de un mínimo de 200 gitanos día a campos de concentración. Esto también implicaba la esterilización obligatoria, internamiento y trabajo forzado. Algunos fueron enviados a grandes campos de concentración como Dachau y Buchenwauls, o al campamento de mujeres recién creado en Ravensbrück y, más tarde, a Mauthausen en Austria. En noviembre de 1940 se abrió un campo especial para gitanos en Lackenbach, en Burgenland, y pronto más de 2000 prisioneros gitanos fueron enviados allí.
Sin embargo, a menudo, las ambiciones nazis de "limpieza racial" superaron su capacidad para implementarlas. En septiembre de 1939, una conferencia convocada por Heydrich determinó que todos los gitanos que aún viven en el Reich deberían ser trasladados a Polonia y al mes siguiente salió la orden para inmovilizarlos y reunirlos en campos de tránsito en preparación para su deportación. La Oficina Central de Seguridad del Reich incluso debatió la posibilidad de llevar a los gitanos alemanes al Mediterráneo y luego bombardear los barcos.
Finalmente llegó la operación de la "Solución Final". En Chelmo, el campo de exterminio comenzó a operar en diciembre de 1941, y donde se utilizó monóxido de carbono de los camiones para matar a los gitanos. En total, más de 5000 fueron detenidos y asesinados utilizando esta técnica brutal.
La solución para los gitanos restantes en el Reich llegó en diciembre de 1942 cuando Himmler ordenó que todos fueran enviados a Auschwitz a cámaras de gas y crematorios, que tenían una capacidad diaria de varios miles y que tenían una "sección gitana" especialmente para ellos. Auschwitz tenía la mayor población de gitanos de toda la Europa ocupada por los nazis con un enclave especial de cuarenta cuarteles de madera donde se mantenían en grupos familiares en un intento de evitar problemas hasta el momento final. Al final, ningún gitano pudo estar a salvo de los campos de concentración y muerte. También fue uno de los campamentos donde abundaba la experimentación con los presos, en una perversión de la ciencia médica, lo que a su vez resultó en un sufrimiento espeluznante para estos internos.
El campamento gitano en Auschwitz existió durante diecisiete meses. De los 23.000 amontonados allí, 20.078 murieron y el resto fueron transferidos a otros campos. Las muertes fueron causadas por el hambre, el exceso de trabajo, el abuso médico, enfermedad, o gas.
Al final, el 3 de agosto de 1944, el campamento gitano permaneció en silencio para siempre; 2.897 mujeres, niños y hombres fueron conducidos a las cámaras de gas durante una sola noche. Toda la población gitana desapareció por completo en un momento.
Mientras tanto, en las zonas militares, los grupos de acción especial de las SS estaban trabajando arduamente en su misión de erradicar a los gitanos, generalmente disparándoles. Fuera del Reich, el destino de los gitanos variaba mucho de un país a otro. Las mayores pérdidas numéricas fueron en Yugoslavia, Rumania, Polonia, la URSS y Hungría. En los territorios ocupados, la política nazi era internar a los gitanos en campos y desde allí transportarlos a Alemania y Polonia para su uso como mano de obra esclava o ser masacrados en los campos de exterminio. Solo en Francia, había 30.000 gitanos custodiados por la policía y el ejército francés. La mayoría eventualmente fueron deportados a campos de concentración donde se unieron a otros gitanos de toda Europa donde fueron utilizados para experimentar los efectos del gas venenoso.
Dada la naturaleza geográficamente generalizada del holocausto gitano en Europa y una masacre de esta escala, es difícil ser categórico sobre el número de víctimas. El recuento más exacto de las víctimas gitanas estima que más de 800,000 fueron deportados y masacrados entre 1939-45. Como resultado, de los pocos que habían sobrevivido, la mayoría llevaban consigo marcas físicas y mentales indelebles.
El final de la Segunda Guerra Mundial dejó a la población gitana sobreviviente de Europa redistribuida masivamente. Principalmente, esto fue el resultado de las deportaciones a gran escala que tuvieron lugar, lo que resultó en una situación difícil de un país a otro sin hogar a donde ir.
En una decisión lamentable, los tribunales alemanes consideraron que los gitanos no estaban siendo perseguidos por motivos raciales y, por lo tanto, y las medidas tomadas durante la guerra, ya fuera justificada o no, no merecían compensación.
Desde los primeros encuentros con los gitanos en Europa un milenio atrás han sido calificados como moradores o una nación “sin hogar”. Sin embargo, la gente debe de preguntar porque decidieron adoptar este modo de vida, para ellos, de supervivencia. A lo mejor no fue por decisión propia o una preferencia de estilo de vida sino por compulsión. Si los historiadores se ponen a estudiar la historia de esta etnia, desde su expulsión de la India por un ejército turco-afgano en el siglo X hasta el racismo y aislación en los guetos de Europa uno puede empezar a comprender el trance del gitano.
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