Pequeñas Dosis De Sabiduría por José María Ariño
La polifacética escritora Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) nos regala en su último libro unas gotas de sabiduría, latente en el profundo e insondable mar de los aforismos. Tal como afirma Carmen Canet en la contraportada, la autora “bucea en las cosas que son importantes en la vida”. Esas frases sentenciosas, concisas, profundas y coherentes se convierten en una medicina para el alma, siguiendo la huella de Hipócrates, que utilizó estas sentencias breves con fines terapéuticos. Son muchos los autores que, a lo largo de la historia de la Literatura, han intercalado en sus creaciones estas grageas de sabiduría. Habría que recordar los aforismos de Baltasar Gracián y, más recientemente, las reflexiones aforísticas de Émile Cioran. La autora destaca también la importancia de los aforismos en la obra de Javier Sánchez Menéndez y de Carmen Canet. Y es que los aforismos –paralelamente a los haikus– han renacido en las últimas décadas, alentados por el auge de las nuevas tecnologías y por la preferencia por lo breve y escueto al estilo gracianesco.
Con el título No es locura, es claridad, la profesora y poeta gaditana anticipa al lector lo que brotará de ese ramillete de sentencias, que nacen de lo cotidiano y sirven para ahuyentar los fantasmas de la locura y de la imaginación desbocada. Lo que había demostrado en Relámpagos (2016) lo vuelve a plasmar en cada uno de estos aforismos que agrupa en la primera parte bajo el marbete de Certezas feroces. Porque son las certezas de la vida, las del presente fugaz, las del pasado nostálgico y las de un futuro incierto las que entrelazan estas reflexiones que se remontan a la infancia –“Todos los niños terminan comiéndose a sus monstruos”–, se cimentan en la soledad –“Solo en la soledad somos conscientes de lo que somos”– y se hermanan con un profundo e inquietante silencio: “La clave del equilibrio es el silencio”. Porque la andadura de lo cotidiano no admite ninguna tregua –“Avanzar en años es sumar frío”– y se ve abocada a la muerte –“La ausencia de deseo es la antesala de la muerte”–, pues bajo la piel de la alegría siempre late un fondo oscuro de dolor.
Estas píldoras reflexivas reflejan vivencias autobiográficas y rezuman lirismo y autenticidad. Auténtica es la aseveración “Escribir es ensanchar la mirada”. Una mirada que va más allá de los tópicos sentenciosos –“Rectificar es de sabios, pero antes hay que haber sabido equivocarse”– y rezuma un trasfondo humorístico –“Todos los caminos llevan a Roma, pero de Ikea es complicado salir”–. El aliento literario de Rosario recurre también a los juegos de palabras –“Solo los que son libres disfrutan de sus librerías” o “A veces creemos ser espejo para alguien y solo somos espejismo”–. La autora alude también a este mundo virtual en el que estamos inmersos con la omnipresencia de las redes sociales, criticando a Tinder, Instagram o Facebook, y se permite dudar de la eficacia del uso doméstico de las nuevas tecnologías: “El trabajo os hará libres. El teletrabajo no tanto”. De todos modos, los grandes temas recorren como una columna vertebral gran número de aforismos: el amor, la libertad, la felicidad y la muerte reaparecen guadianescamente en muchos aforismos dotando de profundidad a estas reflexiones casi filosóficas: “AMAR (nunca) es hacer el ridículo”, “La felicidad es líquida”, “La verdadera libertad del que es libre también es elegir no serlo”.
La segunda parte del libro, que da título a la publicación, se centra más en esa supuesta y preocupante locura. Una locura que desconocen los que se consideran cuerdos, en la línea de lo quijotesco, y que “Es el antídoto para la indolencia”, porque “Se debe amarrar bien la cordura: es volátil”. Tan volátil como el fugaz paso del tiempo y la aparente y real amenaza de la muerte: “El alivio de la muerte es que, por fin se deja de pensar”. Rosario Troncoso nos regala en esta obra una experiencia vital llena de contradicciones y nos acerca a ese niño que todos hemos sido, a esa felicidad que se ha desvanecido y a ese mundo cada vez más complicado y artificial. Con este ramillete de aforismos nos invita a una reflexión sosegada y a una filosofía ante la vida surcada de un cierto escepticismo, de una soterrada ironía y de un corazón que late a flor de piel. (Rosario Troncoso, No es locura, es claridad, La Isla de Sistolá, Sevilla, 2023.)
José María Ariño
Doctor en Filología Hispánica
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TítuloPequeñas Dosis De Sabiduría por José María Ariño