Exponer en tiempos de crisis. Entrevista a Pepe González Arenas.
La historia está repleta de importantes literatos, pintores, escultores (de ambos sexos) que tienen una relevancia internacional. Los Julio Romero de Torres, los Séneca o Wallada y por supuesto, Juan de Mesa. Estos y muchos más son reconocidos internacionalmente.
Hoy esta nómina sigue subiendo con grandes artistas que recogen el testigo de aquellos. Uno de ellos, en una nueva técnica, empieza a ser un referente internacional.
Pepe González Arenas es uno de los fotógrafos más importantes del panorama cordobés, andaluz y nacional. Hace pocos días, en el mes de marzo de 2020, dio el salto al ámbito internacional.
Nuremberg Internacional, o la oficina de relaciones internacional de la municipalidad de Nuremberg, escogió al fotógrafo cordobés para que durante el mes de abril estuviera mostrando su obra, sus fotografías.
Ahora, la organización de la muestra ha decidido ampliar la exposición hasta el 15 de mayo. La situación actual no es la mejor para una exposición, pero esta decisión hace entender el interés que ha despertado en la ciudad alemana.
Pepe, hola.
Ante todo ¿Cómo un fotógrafo de la calle, de lo social, está llevando este confinamiento? No poder salir a captar el alma de la gente y las calles, ¿Cómo lo llevas?
Intento sobrellevar el confinamiento, lo mejor que sé y puedo. Parte de mis seres más queridos tienen profesiones sanitarias y eso añade un plus de angustia, pero trato de sobreponerme y ser positivo. Cuando se vislumbraba que íbamos a estar confinados pensé en salir a hacer fotos. Tengo credencial como fotoperiodista y no habría tenido problemas para moverme por las calles y plazas de nuestra Córdoba. Pero pensé que las imágenes que iba a plasmar no tendrían nada de lo que a mí me interesa: las personas. Que serían fotos sin gente, de calles y plazas desiertas y que serían fotos muy tristes y a mí eso no me interesa. Simultáneamente me acordé de los grandes fotoperiodistas que Córdoba tiene, como por ejemplo Francisco González, Toni Blanco o Antonio Jesús González, entre otros. Son grandes fotógrafos que ahora que no tienen que cubrir actos políticos o sociales, disponen de tiempo suficiente para fotografiar las calles y las plazas de Córdoba y lo están haciendo magníficamente. Tenemos un gran patrimonio cultural con estos fotógrafos. Así que opté por enriquecerme culturalmente. Por “llenarme”. Estoy leyendo mucho (literatura, poesía, historia, etc) y estoy “viendo” mucha fotografía. Para ser un buen fotógrafo hay dos condiciones que debes cumplir: una es hacer mucha foto. Disparar muchas fotos. Analizar y mejorar. Pero practicar mucho. La otra condición es “ver” muchas fotos. Verlas con espíritu crítico. ¿Cómo se hizo esta captura? ¿La habría hecho yo desde esa misma perspectiva? ¿Podría haberse mejorado con otra óptica o con otra edición? Tan importante es hacer fotos como ver fotos. El “ojo fotográfico” hay que entrenarlo continuamente.
Aún con las dificultades que vivimos, ¿qué sensaciones tienes de tu exposición?
Estoy enormemente agradecido a la Municipalidad (el Ayuntamiento) de Núremberg, a su Departamento de Relaciones Internacionales y concretamente a Don Esteban Cuya, la persona de enlace entre Núremberg y Córdoba. No han parado de tener deferencias para conmigo o mi obra. Les estaré permanentemente agradecido.
Es cierto que el confinamiento me ha impedido visitar físicamente la exposición, pero pienso igual que Paul Gauguin. En cierta ocasión envió una serie de obras para exponerse en una galería de arte. El galerista reclamaba insistentemente la presencia de Gauguin en la exposición. Y el pintor zanjó rápidamente la situación: “lo importante es que viajen mis obras. Mis cuadros son los importantes, no mi persona”. Eso pienso yo.
Que te transmite Nuremberg Internacional sobre aquellos que han visitado la exposición.
En Alemania el confinamiento ha sido más suave que en España. Se permitía hacer salidas individualmente y de esta manera la exposición se ha podido visitar. Es cierto que no pudo celebrarse el acto social de la inauguración, pero no ha dejado de tener sus visitantes. Además, ayer mismo me comentaban desde Alemania, que, al estar la muestra en el edificio de la Casa Internacional de la Municipalidad de Núremberg, muchas personas que acuden allí por temas administrativos terminan entrando a ver la exposición. Y me alegra mucho, porque ya no se trata de un público motivado y que asiste regularmente a los actos culturales. Estamos hablando de otro público que en principio no tenía ese interés y al que mis obras también llegan.
Otro éxito importante, según nos ha llegado, ha sido la creación en papel del catálogo de la exposición y ponerlo a disposición de todos los interesados, ¿no?
Efectivamente. En los últimos años los presupuestos dedicados a Cultura han disminuido de forma alarmante. Y una de las señas más visibles son las numerosas exposiciones sin catálogo.
El catálogo no es un capricho del artista o de la Institución que presenta las obras del artista. El catálogo es la manera de que la exposición, que por definición tiene un exiguo espacio temporal, transcienda más allá y adquiera otra dimensión en el tiempo.
El que la Revista Cultural Blanco sobre Negro haya diseñado y elaborado un catalogo tan bello y completo me llena de alegría. Porque no se trata de mostrar las 25 fotografías que conforman la exposición MIRADAS AL SUR (PARA NO PERDER EL NORTE). En realidad, ha diseñado un hermoso libro de Arte. De arte fotográfico. Con más de 160 páginas y dónde además de mis imágenes están mis comentarios sobre cada una de ellas. Una hermosa publicación bilingüe, español/alemán.
Un catalogo que cualquier persona puede adquirir en AMAZON por menos de diez euros.
Pero es que además y en eso tengo que volver a agradecer el trabajo desarrollado por la Revista Cultural Blanco sobre Negro, disponemos de un completo catálogo digital, con el que no sólo puede contemplarse con detalle, cada una de las 25 fotografías presentadas, sino también escucharse mis comentarios, en mi propia voz, sobre cada obra.
Eso, en estos tiempos de confinamiento es una clara innovación y también una manera de que la exposición permanezca y transcienda más allá del día de su clausura.
Que la exposición es un referente en Nuremberg lo demuestra el artículo, en papel, que te ha dedicado un importante periódico local. ¿Qué has sentido cuando lo has podido ver?
Una enorme satisfacción.
Mira, un artista sólo lo es, cuando muestra su trabajo a los demás. No concibo un pintor, una escultora o un fotógrafo que trabaje y no exponga su trabajo a los demás. No concibo que el trabajo artístico tenga una visión onanista. Sólo cuando te desnudas y muestras humildemente tu trabajo a la colectividad, puedes alcanzar la concepción de artista.
Por eso, gran parte del tiempo, los artistas lo dedicamos a buscar unos espacios expositivos dignos y adecuados en los que presentar nuestras obras en toda su extensión y libertad.
Que un importante medio de comunicación alemán como Nürnberger Nachrichten, pueda expresarse sobre tu trabajo y que lo haga de una forma positiva y hermosa, me llena de orgullo porque eso significa que mis fotografías han comunicado. Que han logrado transmitir “algo” al espectador, sea él o ella, de nacionalidad alemana o española.
Salvando los problemas actuales, ¿te encuentras satisfecho con la exposición?
Muy satisfecho. La exposición ha gustado, tanto al público como a la crítica. Se encuentra en una hermosa galería de arte, de un bello edificio enclavado en un marco medieval. Además, creo haber logrado, por lo que dice la prensa de Núremberg, que se tengan ganas de visitar esas calles y plazas de Córdoba que aparecen en mis fotografías. Creo haber despertado el interés por conocer a esos cantaores flamencos que he inmortalizado.
Para mí es muy importante, si al menos una persona decide visitar Córdoba en los próximos meses, motivada por la contemplación de mis obras, y por lo que me comentan desde tierras germanas, eso es más que probable.
Ahora, como todos, esperar que esto vaya avanzando y solucionándose. ¿Cuáles son tus próximas propuestas o aventuras?
La vida del artista es un continuo estado en ebullición. Un ir y venir de proyectos. En este momento tengo 10 proyectos fotográficos, 10 que se dicen pronto, en distinto grado de desarrollo. Ya hay dos muy avanzados. Uno se denomina MARES DE COLORES que está terminado y se encuentra a la espera de encontrar una sala digna y adecuada. Se trata de un ajuste de cuentas conmigo mismo, nada de blanco y negro, nada de personas…una propuesta muy rompedora. Y otro que está entrado en su etapa final y que se titula ELOGIO DE LA LECTURA y que estoy desarrollando con mi buen amigo Sebastián de la obra. Un proyecto para agradecer y para impulsar la lectura, y para hacerlo en el bello marco de la Casa de Sefarad, en plena Judería cordobesa.
Sabemos que estás preparando retomar en un museo virtual, la exposición “El fotógrafo y el artista”, así como lanzar el libro de entrevistas que se le hicieron a ellos. ¿Estás ilusionado de abrir nuevas líneas y propuestas?
Decir que estoy ilusionado, es decir muy poco. Con la exposición EL FOTÓGRAFO Y EL ARTISTA fuimos, porque aquí incluyo a mi cómplice de aventura culturales, mi buen amigo José Manuel Rosario, innovadores. Aquella muestra no fue una exposición corriente. Para empezar cada obra, en su cartela donde se especificaba el nombre de la obra, el año y la técnica, incorporaba un código QR, que al escanearlo con un smartphone te llevaba a una página web, con más información, vídeos y música.
Desde entonces, todas mis obras cuando se exponen llevan un código QR.
Fue también innovadora porque fue una exposición inmersiva, es decir una exposición en la que grabamos parte de las sesiones fotográficas con una cámara 360º, y que gracias a la tecnología digital te permite introducirte en la conversación entre el fotógrafo y el pintor o el escultor.
Además, se incluyó una música creada ad hoc para cada fotografía y un texto sobre el/a pintor/a o el escultor retratado.
Ahora se abre la posibilidad de disponer de un museo virtual y de recopilar los textos de aquellas sesiones fotográficas en un libro y en mi alma no cabe tanto gozo.
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