Manuel Pantojo Vázquez y La Esencia de lo Sutil

A lo largo de siglos de historia del arte ha habido creadores que sean diferenciado del resto por un don especial que han transmitido a su obra.

Dicho don es harto complicado de transmitir, en cuanto a enseñanza me refiero, por cuanto va inherente al ser, por cuanto eclosiona en lo más profundo del alma con la dificultad máxima que supone llegar a plasmarlo en un trabajo artístico.

Ni que decir tiene que hablo de lo sutil, de la exquisitez a la hora de representar una persona u objeto con la exaltación del sentimiento acaecido sumada a ese gran espectro de momentos vividos que singulariza todo proceso creativo.

Sin lugar a dudas he de reseñar este aspecto como primordial en la obra del pintor cordobés Manuel Pantojo Vázquez por cuanto su obra es fruto de la más absoluta sutileza y de constante adoración por lo sensual que supone trazar las vías lógicas de la elegancia armónica.

Para todo ello se vale o incorpora al tradicionalismo o costumbrismo de su trabajo aspectos que conjugan a la perfección con la esencia pretendida, como son la utilización de cierta penumbra en algunas piezas o el carácter fondo-formal en otras.

Bien es cierto que Pantojo se vale en muchos casos del juego del claro/oscuro, el cual remarca espacios dejando al espectador la clara sensación de donde fundamentar la mirada dentro de la composición de planos presentados en la obra.

Muy patente queda reflejado el gusto por plasmar la figura femenina, su admiración y sometimiento a la mujer como figura de arraigo y cohesión social, como inspiración perpetua, como puro deleite y base del microcosmos que nos envuelve.

Notable es la presentación de dicha silueta femenina presentándola como pura sensibilidad y sensualidad a la vez que como ser fuerte, vital y sobrio acaparador de toda alabanza tanto estética como de “alma máter” de cualquier comunidad.

Toda una obra basada en la esencia de lo sutil, inspirada en su mayor parte en el concepto de femineidad y claramente marcado por la inspiración del momento o momentos acaecidos.

por Francisco Arroyo Ceballos
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte AICA