DanzArte por Francisco Arroyo Ceballos
Desde el principio de los tiempos en el que el ser humano se erige como tal ha tenido la necesidad de trasladar sentimientos y emociones, estados de ánimo gestualizando, provocando en su cuerpo distintos movimientos que dieran muestra de lo que el ser interno pretende transmitir.
Alegría, tristeza, euforia, locura,..etc., son sustantivos que confieren esa necesidad transmisora, el excelso paso que de lo estático a lo sensualmente rítmico hay.
Desde el momento que la música nace como fruto de una simple armonía, de un simple compás, el baile y la danza germinan dotándola de un singular acompañamiento, bullendo mil y una formas de ser producido conforme a las mil y una razas, culturas, ansias de vida e individualidades en las que como nexo de unión se nos muestra lo costumbrista y la tradición, la rareza que supone la necesidad de la persona por trasmitir corporalmente lo que su interior se empeña en hacer aflorar.
Debido a circunstancias socio-culturales cada comarca, región o país posee unas danzas determinadas que lógicamente confluyen con otras por cercanía o influenciadas por modas más o menos duraderas, siempre al punto interesantes por cuanto toda influencia provoca educabilidad, provoca intercambio cultural y conocimiento, erudición y hasta sana competencia por cuanto supone otro camino de formar al individuo en lo plural que el mundo nos ofrece.
Somos lo que somos y así lo expresamos.
Bailes y danzas conforman otra manera de manifestación de lo pretendido. Atuendos y movimientos al servicio del arte como tal, porque “Arte” es toda forma de expresión, talento, facultad, destreza o habilidad que singulariza al ser humano.
¿Concebiríamos un mundo sin danzas, bailes, sin movimientos expresivos en pro de la tradición o la mera necesidad comunicativa?
Una sociedad sin ritmos y músicas es una sociedad muerta por cuanto la “no expresión” del sentimiento del momento supone mecanización, automatismo selectivo, pérdida de notoriedad cultural e individual, de sentir, de la pasión tan necesaria en el día a día.
Siempre me resultó curioso el constatar que al nombrar el término “Arte” se asociara principalmente a pintura, escultura y similar.
Yo propondría el reflexionar sobre una cuestión:
La pureza del movimiento humano a ritmo y su sensualidad llevada al extremo no es más arte que algo que se plasma en o sobre un soporte?
Colaboran:
Claudia Hinojosa, Bailarina profesional de Danza Clásica
Bego PS, Bailarina de Bailes de Salón
Patricia Capote Cano, Profesora de Danza Española
Sonia Sibaja Cano, Bailarina de Danzas Orientales
Francisco Arroyo Ceballos (De la Asoc. Española e Internacional de Críticos de Arte AECA/AICA)
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