Idiotas. La Opresión del Artista por Francisco Arroyo Ceballos
Dame un pincel y me darás la libertad,
dame un lápiz con el que escribirte versos que te hagan temblar,
una cámara con la que fotografiar instantes que nos hagan soñar.
Regido por el impulso que desde el interior brota como si de manantial se tratara el creador transmite por muy diversos medios lo que ha de llegar, esa idea, pensamiento o emoción que le hace vibrar.
Pensamientos alcanzan estados puros de reflexión, una reflexión capaz de obviar influencias que desbaratasen campos vírgenes por descubrir, la sensibilidad con que se dota en inicio a lo que se produce como sencilla expresión del alma.
Vivimos en la idea o pensamiento social de que en la competencia se encuentra el camino del éxito, de que en restar la fuerza que ejerce el contrario nuestras posibilidades ante aquello que nos ocupa pueden verse sustancialmente acrecentadas, la anulación del “Tú” para un mayor deleite del “Yo” por cuanto se van retirando del camino rivales a nuestro modo de ver necesariamente prescindibles.
Claramente equivocamos el sentido de la competencia ya que dicha rivalidad, pugna o disputa no debiera pretender otro hecho que el de producir u originar una mejora del proceso creativo desarrollado por ambas partes, un enfrentamiento positivo en el que todos y cada uno de los contendientes se aprovechasen del mismo para procurar la mejora de la presentación, transmisión y calidad de lo creado, de lo que se pretende plasmar a la vez que se engullen conceptos comunes alejados de toda retórica sin sentido centrados en lo que de cierto tiene el contemplar nuestro entorno y sus posibilidades desde otros puntos de vista que acrecienten la valía de lo desarrollado en fondo y forma.
Ciertamente el más puro y positivo estado de rivalidad es aquel en el no sólo se da una complementación sino que se termina provocando un apoyo mutuo colaborativo amén de diferenciar líneas, estilos y obra en sus significaciones más profundas.
Por tanto me atrevo a señalar que idiota no es sólo el ser poco inteligente o que molesta a alguien con lo que hace o dice sino que abriendo el campo de pensamiento podríamos decir que también es quien no valora lo que el semejante le puede aportar, lo que de axiomático tiene el aprovechar sensibilidades, destrezas o genialidades ajenas para apoyar todo su entorno en este caso que nos ocupa, lo artístico.
Por otro lado he de confesar que no todo es negativo, como en todos los ámbitos no todo es blanco o negro, ya que nos encontramos que la opresión del artista por su propio mundo puede engendrar todo un cúmulo de energías y sinergias que hacen que el mismo no sólo no le absorba sino que le haga crecerse presentando digna batalla creativa, un sustancial interés por superarse y hacer que su obra crezca viéndose amenazada por lo absurdo del que sin llegar al nivel de creador intenta arrebatar posibilidades ajenas.
Idiota por naturaleza no es sólo el que zancadillea intentando encadenar al contrario, normalmente por envidias o falsos motivos económicos, sino también el que no aprovecha la oportunidad de complementarse, aprender, mejorar, de salpicar su espectro con lo que la camaradería, compañerismo o concordia le pudieran ofrecer.
Arte por el arte.
por Francisco Arroyo Ceballos
Fotografía y modelo: Andrea Bel
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