La poeta costarricense Silvia Campos, después de la publicación de Soñar con canguros, nos sorprende con un nuevo poemario lleno de profundas reflexiones y de sensibilidad a flor de piel. Con el sugerente título Por qué yo, para qué mi cuerpo, la autora intenta salir a flote de un mundo de mentiras y afrontar una nueva realidad orlada de sueños y presta a volar hacia horizontes más volubles e intangibles. Como expresa en el último poema –“caminamos sin tener claro /quiénes somos o dónde vamos” –, sus aspiraciones van mucho más allá de una realidad anodina –“porque a veces la vida es así” – y de una esterilidad existencial agobiante: “Cierro los ojos / y desde esta tierra estéril / pido más”.
Cada uno de los versos que componen este poemario se convierte en un escalón más hacia un supuesto cielo como huida de la cotidianeidad y desafío al paso implacable del tiempo: “Ya guardo muchos años / y me sigue pesando el vacío”. Todo ello desde el suelo inestable de la soledad, desde la ausencia del amor y desde la fragilidad de un cuerpo cada vez más lastrado por los recuerdos: “Se me hace viejo este cuerpo mío / que ya no sé de quién es”. A veces, todo lo vivido se sumerge en el pozo del olvido e incluso el amor se transforma en doloroso desasosiego. Porque lo importante es escapar, huir hacia otro país, hacia otros paraísos perdidos en busca de paz y, sobre todo, de libertad: “Escapemos a ninguna parte / ahí / donde se puede empezar de nuevo”.
Silvia poetiza en primera persona e inicia un camino sin retorno hacia el amor y la felicidad, aunque todo ello suponga una ruptura dolorosa y una aventura arriesgada: “Volví a cortar mis alas / para buscarte un rato más / Seguiré insistiendo en eso del querer / dispuesta a arrastrar cuerpo y alma”. La insatisfacción vital alcanza a su propio cuerpo. Un cuerpo que se transforma en una casa a través de cuyas ventanas fluye un aire que invita a volar, a pesar de las trabas de la vida: “Mala costumbre / apuntar al cielo / con ambos pies enterrados”. Todos los vaivenes emocionales, todas las encrucijadas de la vida dejan una huella difícil de borrar. Porque la piel muestra cicatrices de vivencias del pasado e impide, cual frontera inquietante, volar hacia un futuro más allá de las mentiras y desengaños.
La lectura y relectura de este último libro de poemas de Silvia Campos es, desde el principio, una invitación a la reflexión, un desafío vital, un sinuoso camino de ida y vuelta entre la realidad más inquietante y el afán de volar hacia lo desconocido. Los poemas fluyen sin puntos ni comas –“porque a veces la vida es así” – y están presentados con pequeñas y sugerentes ilustraciones que sirven de metáforas visuales al afán de sobrevivir, de volar cada vez más alto y de abrazar el árbol desnudo de la libertad y la paz interior. Con este edificio poético, la poeta de Costa Rica da un paso más hacia la excelencia poética y hacia la expresión desgarrada de su aliento vital.
José María Ariño Colás
Doctor en Filología Hispánica