Editorial Calambur publica la última obra de la poeta gaditana.
Los ángeles fríos son reflejos de lo femenino, o de lo masculino. Son reflejos del desnudo del ser humano ante la vida, ante el clima, ante los momentos existenciales.
Tiendes a pensar en el recorrido de la vida, de tu vida, de la vida que nos rodea y que muchas veces intuimos, pero no vemos. Incluso ni la nuestra. Un recorrido que puede ser de un año, de un día o de un minuto.
Refleja a una autora, o refleja a un lector o lectora, en sus momentos más íntimos y personales. Tiene que abrirse, contarlos, hablar sobre ellos al mundo, pero que no se entere, que no la descubran.
Rosario nos habla de amor, de soledad, de antiguos amores y de amores dejados.
Nos habla de amor, porque el desamor no es mas que la otra cara de la misma moneda. Para amar, para saber amar y ser amado, se tiene que saber desamar y ser desamado. Es necesaria esa experiencia para vivir la otra.
Nos hace pensar, nos hace vivir, nos hace saber que todos somos estorninos para caer en cualquier chimenea. Que detrás de las paredes hay pájaros deshechos.
Nos habla de paternidad y maternidad. Nos habla de padres, madres e hijos; habla de una vida, o de un año.
La vida es sufrimiento, son momentos de volver a caer mil veces en las mismas o distintas piedras. De revivir situaciones no elegidas, de momentos de Deja Vu incontrolados.
Troncoso llena al lector de saber y sin saber. De luchas y paces. De vivencias y momentos.
Vivir es sufrir, vivir es no olvidar, pero en el fondo es vivir. Su pluma hace que sobrevolemos sobre su vida y la nuestra, sobre su biografía o nuestra ficción.
Sus textos son Ángeles fríos que sobrevuelan demasiado alto para poder intervenir en nuestras vidas, pero que nos acompañan y nos hacen sentir su presencia mientras graban los hechos que vivimos.