Reseña La Forastera por Espe Molero

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Libro: La forastera
Autora: Olga Merino
Año de publicación: 2020
Editorial: Alfaguara


Encuadrado dentro del género de narrativa de ficción, La forastera es, según su propia autora, un “western ambientado en la España olvidada”. La historia nos relata, en primera persona, el regreso de Ángela a su pueblo natal después de una larga estancia en el extranjero, la aparición de un ahorcado y toda la maraña de mentiras, investigaciones, descubrimientos y rabia que se entreteje entre sus páginas, por lo que más que western (aunque encontramos las solanas, el polvo en las botas, la cantina y al cura), me atrevería a insertarlo en el marco del thriller de una atmósfera rural.

En esta novela, Merino de forma genuina, describe una forma de pensar, de sentir y de hacer de aquella España sumida en la doble moralidad del aparentar, de las mentiras (o verdades) a medias y de un pozo sin salida en el que se zambullían los habitantes de los pueblos, de las serranías y de las zonas más alejadas del cosmopolitismo más urbano y actual. Y digo genuino, puesto que su escritura no se aproxima, ni por asomo, a esa corriente que hemos podido observar más recientemente de volver a lo rural de forma, quizá, más como parte de una moda que roza ya el hastío y la languidez de saber lo que se va a encontrar.

Lo primero que quisiera destacar de la obra, a parte de lo anteriormente comentado en cuanto a género y temática, es en cuanto a lo placentero del lenguaje empleado y a la riqueza del mismo, las exquisitas descripciones que nos envuelven en imágenes en sumo fuertes y precisas y la emoción del recuerdo. El pasar de las páginas supone un cajón abierto de sentimientos y la contradicción de lo que el lector entiende por western con la belleza de la sensibilidad humana.

Pero esta prosa no nos cuenta “la vuelta al pueblo”. Nos habla de la desgracia y miseria humanas, de la tristeza y la nostalgia, la desolación, la rabia y la posterior resignación, la impotencia, la soledad, el abandono. Es, me atrevería a decir, el diario de pensamientos, sentimientos y recuerdos de un luchador, de un superviviente que experimenta la desesperación más extrema y su capacidad, no solo de resolución de problemas, sino de supervivencia y de superación. Del amor a las cosas pequeñas.

Con todos estos ingredientes, la autora ha sido capaz de sostener ese hilo conductor y la tensión narrativa, en un leve crescendo que ha superado la carrera de resistencia hasta llegar a la meta. Se mantiene una estructura sencilla pero ordenada sin incongruencias y con pequeños saltos a modo de flashbacks que nos ayudan a dar impulso a las escenas y acontecimientos actuales. No se han encontrado cambios injustificados ni en el registro ni en el estilo.
Sus personajes están hábilmente elaborados y dotados de la personalidad y características apropiadas para no incurrir en incoherencias ni con el medio que les rodea ni con el tema que tratan. Gracias a ello, podemos recrear la mentalidad de una época ya pasada o, mejor dicho, de una mentalidad con denominador común difícilmente encontrado en grandes ciudades. Nuestra protagonista presenta un recorrido interior intenso al igual que el capataz, de quien creo que ha tenido un papel muy importante tanto en la obra como en las decisiones tomadas por Ángela y el devenir de los acontecimientos.

BSNLaForastera

El diálogo entre ellos está elaboradamente urdido, de forma que se aprecia tanto la fluidez como la acertada relación sin encontrar presión en las conversaciones. Como he comentado previamente, el lenguaje resulta de una atracción tal, que invita a los recuerdos de la juventud, a los viajes a la casa familiar del pueblo, al olor del verano y de la tierra cuando cae la noche y al lento paso del tiempo sin importar la andadura de las manillas del reloj.
Como cierre del presente artículo y a modo de resumen, creo que La forastera realiza una crítica socio-económica y política de la situación de precariedad laboral y de estrato social que por desgracia sigue existiendo aún en muchos rincones de nuestro país y, en contraposición, las ansias de libertad y del resurgir, gracias a la narración de una historia dura, desafiante y controvertida.

Formada en letras y con el Moscú de los 90 a sus espaldas, Olga Merino es la autora de otras obras como Cenizas rojas (1999), Espuelas de papel (2004), Las normas son las normas (2004) y Perros que ladran en el sótano (2012), todas ellas con gran carga de denuncia social y política.