Cerrar la Puerta Capitulo 1
Quería que supieras
que mi daño es algo que sólo elijo yo.
Que me dejo mecer por tus empujones
como si fueran viento que me coloca lejos de ti
porque todas mis puertas están abiertas
y soy libre.
Elvira Sastre. Libre.
Capítulo 1
Noemí se había parado al llegar a su rellano, justo antes de abrir la puerta de su piso. Había escuchado el grito de su exmarido, Héctor, y se había asustado. Estuvo mirando durante varios segundos a la puerta de su hogar y, entonces, entendió que había sido su subconsciente el que la había alterado; como una broma de mal gusto de un amigo escondido en la calle que te asusta.
Cuando entró en su casa, su madre, Dionisia, ya estaba cenando porque eran las diez de la noche.
—Has llegado tarde —dijo Dionisia con un tono frío.
—He tenido problemas con las cuentas de la caja, mamá.
—No entiendo por qué eres la maldita encargada del súper.
—Pues para pagar las facturas y dejarle una herencia a mi hijo.
—Vives en mi casa. Tu hijo tiene treinta años; además, fue un buen estudiante y trabaja como notario.
—Sí, es mi mayor orgullo. No ha tenido una vida fácil por culpa de su padre, pero él ha sido fuerte y ha sabido tirar para adelante.
—Sabes que es al nieto que más quiero —dijo Dionisia y, por primera vez, sonrió—. Sé que está mal decirlo, pero es la verdad. No se lo digas a tus hermanos y, menos, a tus sobrinos.
—No, tranquila.
—Su abuelo estaría orgulloso de él. Maldito cáncer que se lo llevó. Él era tan bueno. Fue buen marido, buen padre y buen abuelo. Nunca pisó un bar y, sin embargo, enfermó como un fumador o un borracho. Qué injusto.
—Es una lotería de mierda. —Noemí no estaba a gusto hablando, como cada noche, del mismo tema.
—No, no es justo. Y los cabrones como Héctor siguen vivos. Seguro que está por ahí, maltratando a otra mujer o pegando a una puta para apagar su odio.
—Mamá… —Noemí quería pararla, pero su madre no le hizo caso.
—A tu padre y a mí nunca nos cayó bien. Sabíamos que te habías enamorado siendo una adolescente, que te gustaba porque era un chico malo. Qué pena, cuánto hemos llorado por ti.
—Lo sé, mamá.
—Pero también te digo que ahora estoy muy orgullosa de ti.
—¿Sí? ¿Por qué? —preguntó Noemí sorprendida.
—Eras ama de casa y su esclava. Se ganaba bien la vida construyendo naves industriales. Cuando él se iba a trabajar afuera, tú cuidabas a Ernesto sola. Pero él no se portaba tan bien como tú. Por la noche gastaba en los burdeles lo que había ganado durante el día. Así os fue, que os desahuciaron. Yo me enfadé mucho porque seguiste con él a pesar de tus ojos morados.
—Estaba ciega, no sabía que existía otra vida.
—Pero tú sola te quitaste la venda.
—Mucha gente me ayudó pero, sobre todo, papá, mis hermanos y tú.
—Sí, aunque tú diste el paso de la denuncia, del divorcio… Y ahora que se arruine solo.
—Sí, mamá. Deja el vino, por favor.
—Perdona si a veces estoy muy seria contigo. —Dionisia seguía con su discurso sin escuchar a su hija—. Soy una vieja de setenta y nueve años, no me hagas caso. Son cosas de la edad de una viuda. Yo siempre respetaré a tu padre, pero tú tienes cincuenta y cinco años y todavía estás a tiempo de conocer a otro hombre. El cerdo de Héctor no se merece ningún luto.
—No es fácil conocer a alguien que valga la pena.
—No, no lo es. Perdona si te ha molestado mi comentario sobre tu trabajo.
—No pasa nada, mamá.
—Es increíble lo que has conseguido. Una mujer que nunca había trabajado y, de repente, con cuarenta y cinco años empieza de cajera y ahora es encargada. Has rehecho tu vida y te admiro. Pero han pasado diez años y solo has tenido un novio.
—Era buena persona, pero Agustín no me gustaba.
—Espero que no te gusten aún los malos, hija.
—No llores mamá. Tú también hablas todavía de Héctor después de tantos años.
—Porque en el tema de novios no has avanzado nada.
—Pero no es por amor a ese canalla. Quizás, tengo miedo de conocer a otra persona.
—Te entiendo.
—Se ha acabado beber vino.
—Está bien.
Categoría
Etiquetas
-
TítuloCerrar la Puerta Capitulo 1