Habitación por ti perfumada
Acabo de sumergirme
en la realidad hecha carne:
una habitación
no muy espaciosa,
ni mucho menos rimbombante.
He entrado y todos los objetos
desprendían el perfume
de tus sábanas
junto al sueño
de mis abrazos.
No quería marcharme
para serte sincero.
Me encontraba
cuestionado
y alumbrado por
el misterio Imperturbable
de un alma obsequiada.
Eduardo Muñoz Marín