REVISTA CULTURAL BLANCO SOBRE NEGRO


 

Literatura

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Poemas de Juventud de Carmen Torronteras (X)

 

XCVIII

Existe en la Historia un hombre

por cuya boca exhala la Poesía.

Por Góngora atiende dicho arte

que escudriña entre palabras retorcidas.

¡Divina máquina, bella, y complicada

 hacedora de sílabas en armonía!

Aunque, yo, inculta y nunca sátira poetisa,

prefiera el calor y el desencanto

de un frágil corazón, desorbitado de vida,

del espíritu poeta de Gustavo

que irradia desencanto a la medida.

Que por el alma respiran los poetas,

y Adolfo, entre aureolas, de alma brilla.

 XCIX

Semana Santa en Sevilla,

cielo azul y luz de estrellas.

Semana Santa en Sevilla,

paso Palio Macarena

que se mueve entre ciriales

y entre varales de cera.

Semana Santa en Sevilla,

costaleros con destreza,

valentía y pundonor,

hombres con luz y candela,

con varales en sus pechos

y en la garganta, saetas.

Semana Santa en Sevilla,

Domingo, luz…,

Jueves, pena.

Es el sentir de mi pueblo

que una daga lo envenena

y que entre lágrimas mira

con orgullo de su tierra.

Semana Santa en Sevilla,

Gloria de Dios en la tierra.

 

                    C

Lágrimas del cielo que derramas,

no llores por nadie

que el viento no pasa

y tendrá entre bruma

y rocío de flor un pasado que pasa

sin dejar mustio honor.

Caen del cielo lágrimas que eterna

desgajan del otoño la flor que enajena.

Incolora perla teje alrededor

de un mundo celoso y cautivador.

Lágrimas del cielo que absorbo impaciente

para borrar lo mudo y quieto en mi mente.

 

                     CI

Mil sueños sobre púrpuras doradas

cristalizan entre montes y montañas.

Soldados de ilusiones y esperanzas,

¡el impropio impulso de las almas!.

Los sueños que manan de mis manos

y que a mis ojos ciega y claro encanto.

Maravilla que monta una esperanza,

que ciega y me ofrenda una gran calma.

Es el verdor que crece entre la niebla,

sobre el negro botín que viene en quiebra.

Es potente torrente, encauza mares,

de rizadas mareas celestiales.

 

                       CII

Siento una vida distinta

que brota a mi alrededor.

Siento grandes arrabales

que bullen y arranca amor,

soy un lucero que un sino

errante penó ambición.

Soy la ola que se estrella

y que busca su rincón

y que disloca su anhelo

porque busca compresión.

Soy el lucero apagado

que ha donado su esplendor

a otro lucero absorbente

que ensangrentó mi ilusión.

  

                      CIII

Una hoja prisionera

que el otoño deslizó

se desprende de aquel sauce,

¡del bello sauce llorón!.

Y va en circulares tumbos,

como una leve canción

que la recogen dos manos

bajo aquel sauce llorón.

Son las manos de una niña,

inocencia sin rubor,

son los ojillos de un ángel

que la miran sin dolor.

Son los labios querubines,

rojos como el carmesí,

de la inocencia perfecta

que brota dentro de ti.

 

                 CIV

Luces pasan a tinieblas

Iluminando un amor,

un corazón entreabierto,

una vid que viene a flor.

Lo dulce de sus susurros,

lo estático de su honor,

lo eficaz de su persona

y lo afable de su amor.

Es moldeable a mis deseos

y absorbe mi corazón.

Es el espejo del alma

y llave de mi ilusión,

es la puerta que sin llave

ha cerrado mi dolor

y me ha devuelto la vida

y un suspiro de ilusión.

Consiguió que mis sentidos

despertaran con calor

y que mis ojos se abrieran

a lo bello sin dolor.

¡Ha colmado mi alegría,

me ha devuelto el corazón

y ha despejado mis manos

de la tétrica ambición.

 

                    CV

Leyó unas poesías

y suspiró un momento.

Pensó que era mi alma

la que encendió su vuelo.

Ayer huía de mí

y hoy vuelve a sus quedos

para obtenerme entera

entre sus devaneos.

Mientras yo, lucho y corro,

buscando algo bien cierto

que me separe de él

o me ayude a obtenerlo.

 

                    CVI

Dos vidas que se rompieron

en compresión y desvelo.

Dos caminos que divergen

y se entrecruzan sin credo.

Dos ilusiones confusas

que el orgullo enmudeció,

que palpitan balbuceantes

y se alejan con temor.

Dos pajarillos muy libres

que vuelan en derredor

pero miran hacia el río

donde su amor comenzó

y uno de ellos, el sangrante,

reconfortó y encontró

el par de ese vuelo en cima

que la libertad cerró.

Otro tercer pajarillo

se reúne con los dos

porque el cielo que encontrara

lo perdió sin compasión

cuando sus alas cansadas

en mi cielo no posó.

 

               CVII

Es sublime belleza la Poesía.

Es sufrimiento arcano para el hombre

que no todos conocen ni padecen

pues padecerla es perfección enorme.

Para mí la Poesía es un zumbido

que desgarra un corazón dentro del pecho,

haciéndome sentir que el mundo es sordo

y desconoce lo más puro y eterno.

 

                      CVIII

Si no recibe el Sol

ni la lluvia de otoño

la flor ya no verdea

ni se endurece el tronco.

Si le falta el cariño,

la fuerza jardinera

y hasta el contacto amigo

de una mano certera.

Si careces de todo

lo esencial y posible

y todo te es ajeno,

hasta el aire en que vives,

no conoces la suerte

de estar siempre rodeado

de seres que te adoren

sin inmolar tus años..

¡Qué pena ser mendigo

de un cariño encantado

y no tener siquiera

ni un mal recuerdo vano!

 

                CX

Cálido Sol, abre tus rayos,

sobre un fiel horizonte transparente,

contemplado por una multitud ardiente

que extiende al viento un himno imponente.

Dulce cielo luminoso que enfrenta su poder

contra un ínclito Sol majestuoso

mientras la Luna se adueña

de la noche quieta y embelesa

a todos con su amor violeta.

 

               CXI

En un lago fluminante,

¡mar de lágrimas quejoso!,

conchas que besan el mar

en oscuro y grande gozo.

Crepúsculo tras las olas,

enrojece el Sol calmoso

cuando anochece en la vida

con un lamento de fondo.

 

                  CXII

Mira como dos manos

se unen y se entrelazan,

se mezclan y se confunden

en un ocaso sublime

de sombra surcada en magia

y se elevan hasta el cielo

en súplicas y plegarias

y se pierden entre sueños

en un mundo de silencios

donde sus secretos hablan.

 

                    CXIII

Cuando la vida se acorta,

cuando el suspiro se alarga,

cuando la brisa se encuentra

con la tarde en la mañana,

cuando el final de la vida

se aproxima con templanza

la inspiración no se encuentra

y la muerte es la llamada.