“ELLIOTT ERWITT. LA COMEDIA HUMANA” es la exposición que puede visitarse hasta el 18 de agosto, en Madrid, en la Fundación Canal. La muestra nos adentra en el universo del artista, en el que el humor y la humanidad son el eje central de su obra. Se trata de una exposición única, producida expresamente para la Fundación Canal, de material original que proviene directamente del estudio del fotógrafo y que el mismo positivó y reveló en su momento.
La exposición reúne 135 copias de época de algunas de las fotografías más conocidas de Elliot Erwitt realizadas en fechas y lugares dispares. 122 de ellas son impresiones de pequeño formato halladas recientemente, a menudo denominadas "impresiones de trabajo", y utilizadas originalmente por Erwitt para el desarrollo de libros o revistas. Fueron, por tanto, herramientas del proceso creativo de Erwitt, quien solía trabajar con estas copias colocándolas sobre una mesa y manipulándolas para confeccionar sus diseños editoriales. Se exhiben junto a 13 de copias de gran formato (76 x 101 cm), una rareza para la época, a las que Erwitt denominaba “impresiones maestras”. Estas obras fueron supervisadas directamente por el autor con el fin de exhibirlas en museos o galerías.
La exposición, que aglutina un amplio repertorio de la obra de Erwitt entre 1952 y 1984, se organiza en tres secciones principales: Personas, Animales y Composiciones.
Hay un estilo, un hilo conductor que acompaña cada fotografía de Erwitt en la exposición. Esa mezcla de espontaneidad, la frescura de la mirada y el humor, que le hace captar instintivamente lo insólito, lo divertido, lo efímero.
El recorrido planteado evidencia la influencia que ejerció Erwitt en la fotografía contemporánea y en la cultura en general. Ciudadano del mundo, trascendió fronteras e idiosincrasias. Su visión y su cámara traducían a un idioma común la esencia de la humanidad en toda su diversidad y universalidad. Su legado es testimonio del poder de la fotografía para conectar, comunicar, inspirar y preguntarnos sobre la forma en la que entendemos el mundo.
“Elliott Erwitt. La comedia humana” elogia al hombre que capturó el humor de la humanidad en fotogramas en blanco y negro.
Con sus fotografías Erwitt nos muestra la comicidad que encierra la humanidad. Interpretarla requiere una mirada conjunta entre la vista, la mente y el corazón. Cada imagen nos conecta con nuestra humanidad compartida, dibuja los vínculos que nos unen. Un recordatorio de que, incluso en los momentos más mundanos, podemos encontrar belleza en la experiencia humana y conexiones afectivas a través del lenguaje del humor. Las ocurrencias visuales que inundan sus fotografías despiertan una sonrisa cómplice en el espectador, haciéndolo partícipe del espectáculo de la comedia humana.
Para Elliott Erwitt, la fotografía “cuando es buena, es bastante interesante, y cuando es muy buena, es irracional e incluso mágica... nada que ver con la voluntad o el deseo consciente del fotógrafo. Cuando surge la fotografía, lo hace fácilmente, como un regalo que no debe ser cuestionado ni analizado”.
La historia que narra su obra es sugerente y fascinante, es la historia de la vida misma. La fotografía de Erwitt no sólo satisface, sino que materializa la ironía y la complejidad de la condición humana.
Con una curiosidad insaciable y una asombrosa habilidad para captar la esencia del momento, Erwitt poseía el don de la observación precisa. Lejos de la planificación y de una metodología inmutable, su obra es también fruto del placer diario de salir al encuentro de la imagen, combinado con una maestría absoluta de la técnica fotográfica. Su pulsión por capturar el instante era guiada por la serendipia -ese hallazgo extraordinario que ocurre de forma casual-, y que trasciende la mera fotografía que registra la realidad objetiva.
"Se trata de reaccionar a lo que ves, idealmente, sin ideas preconcebidas. Puedes encontrar imágenes en cualquier lugar. Es simplemente una cuestión de sentir las cosas y darles forma. Sólo tienes que preocuparte por lo que te rodea y tener en consideración la humanidad y la comedia humana", apuntaba Erwitt sobre qué le inspiraba a la hora captar ese “instante decisivo”, término acuñado por su mentor Henri Cartier-Bresson.
La humanidad de Erwitt hace referencia a la mirada del fotógrafo, por la aproximación emocional que establece con lo retratado. Esa humanidad puede percibirse con la misma intensidad también en sus fotos de animales, donde se autorretrata. Fascinado por los perros, no se conformaba con fotografiarlos, quería mostrar su punto de vista, la perspectiva que tienen de los humanos, cómo interpretan ellos el mundo.
Por otro lado, el particular humor que caracterizaba al fotógrafo era el instrumento que le permitía distanciarse de los desafíos de la vida diaria. La experimentación visual mediante el juego de la ironía en la fotografía permitía a Erwitt relativizar, crear nuevos imaginarios, hacernos cuestionar y subvertir el sentido de una primera mirada, de un discurso único. El uso de la ironía es un acto de resistencia, colisiona con las asociaciones de ideas previsibles. Sin embargo, su ironía no es sarcástica o hiriente, sino que busca la complicidad de quien observa.
Estas fotografías tienen la impronta de su sentido del humor, contagioso y genuino. Imágenes que, a modo de diario personal, describen la belleza de la joie de vivre, la vida cotidiana en sí misma.
“Hacer reír a la gente es uno de los mayores logros que puede haber. Y cuando puedes hacer reír y llorar a alguien, alternativamente, como lo hace Chaplin, ese es el mayor de todos los logros posibles. No sé si apunto a ello, pero lo reconozco como el objetivo supremo”, afirmaba Elliott Erwitt.
En su dilatada carrera destacó por su sello inconfundible. Su calidad artística y su conexión afectiva con el público, lo han situado en un puesto privilegiado entre los fotógrafos de nuestra era. Cada obra de Erwitt habla por sí sola sin necesidad de justificación, consigue destacar lo ideal existente en lo mundano, originando momentos icónicos de la historia de la fotografía.
La Fundación Canal presenta esta primera exposición póstuma del fotógrafo. Si usted puede, no se la pierda. Disfrutará.
P.S. No paramos de felicitar y de agradecer a la Fundación Canal no solo por permitir hacer fotos en las exposiciones que organiza, sino por su insistencia para que los visitantes fotografíen y difundan sus imágenes. Es la mejor manera de difundir el Arte y la Cultura.
Pepe González Arenas