Silencio, ha nacido el Fagot Flamenco de la mano del Niño Rubén.
Hace poco oía a un buen amigo diciendo: “Como andaluz, yo soy un enamorado del flamenco. Yo no entendería Andalucía sin el flamenco”. Andalucía está bronceada por el sol, acunada por el mar y arrullada por el flamenco.
Afortunadamente, el flamenco, algo tan intrínsicamente español, mediterráneo y, por supuesto, también atlántico, es a la vez de tierras adentro.
El flamenco llega regado por las magníficas campiñas de Jerez y Montilla que hace que disfrutemos de buenas viandas y buenos cantes.
Muchas son las variedades de “flamencos” que podemos encontrar; así como muchas son las variedades de “instrumentos” que podemos disfrutar.
Sin lugar a duda, el primer instrumento, el principal, es la garganta humana; luego, seguido, son los pies de bailaoras y bailaores. Aquellos creados por la mano humana se amplia entre el firmamento de notas blancas y negras.
La guitarra, hasta hace unos años, ha sido siempre el absoluto referente. Junto a ella, el piano, el violín, la flauta, la gaita andaluza -en esos sones romeros- y algunos más.
Pero ha llegado alguien nuevo también para incorporarse a esta magnífica orquesta.
El Fagot Flamenco, de la “mano”, del niño Rubén nos ha llevado a nuevos planteamientos musicales.
Hoy queremos que se nos presente el y por su puesto su fagot.
Buenas, Rubén.
- ¿Quién es el Niño Rubén?
- Que pregunta más complicada para empezar, no lo sé ni yo. Me definiría como alguien que, en primer lugar, no quiere perder nunca ese espíritu curioso e inquieto que tienen los niños, de ahí mi nombre artístico. Soy un músico que toca el fagot, y que mediante el flamenco y mis composiciones pues ha creado algo que me ha permitido expresarme tal y como soy, y eso es el fagot flamenco. Yo siempre defenderé que el arte es lo que nos hace libres, y quien pretenda reflejar lo contrario, bajo mi experiencia, se equivoca.
- ¿Qué fue antes en tu vida, en tus sensaciones, el flamenco o el fagot?
- Lo primero en mi vida creo que fue la presencia de mi cultura, y ahí naturalmente se incluye al flamenco; al igual que el amor por la música, que también ha estado presente desde que era muy joven. Empecé en el conservatorio por este amor pero sin saber muy bien cómo era el instrumento que había elegido estudiar. De hecho, siempre digo que el fagot me escogió a mí pero, creo que eligió mal, porque he tenido que cambiar su sonido para sentirme conforme con lo que hacía salir de él. Cuando he tocado música clásica, tanto como solista como dentro de una orquesta, en muy pocas ocasiones me he sentido identificado con el fagot. Yo creo que si no hubiera llegado a poder mostrar la música y mis composiciones de una manera más personal, no hubiera acabado ni mis estudios musicales. Entonces, yo creo que al flamenco le debo también esto, porque gracias a mis raíces ha merecido la pena estar catorce años en un conservatorio sin realmente gustarme aquello en lo que estaba orientando mi vida.
- ¿Cómo te encuentras, cuándo sientes la necesidad, de adaptar los sones flamencos a este instrumento que no es tan habitual en este ámbito musical?
- Las primeras composiciones que hice de pequeño ya tenían rasgos del flamenco y en general de la música andaluza. Al tocarlas con mi instrumento siento como que soy honesto, y no solo conmigo mismo, sino con el público. Es como cuando dices una mentira preciosa, que maquilla a la realidad, y que tú la defiendes creyendo que es verdad. Intento abocetar mis piezas en base de aquel instante que no puede ser retratado, que no puede ser descrito ni con palabras. Como decía Picasso, el arte es la mentira que nos ayuda a comprender la realidad. Siempre he pretendido materializar aquellos sonidos que solo uno mismo puede llegar a crear, por el simple hecho de que solo él los puede llegar a imaginar. Mi lenguaje no podía ser otro porque, es algo innato, al igual que siempre he pensado y he hablado en andaluz, mi música siempre ha estado construida por esa gran admiración que siento ante mi cultura y mi tierra.
- ¿Cómo ves que los más clásicos entienden la aparición de este instrumento nuevo en el flamenco?
- Por ahora me han acogido bastante bien todos los clásicos, tanto los fagotistas como los flamencos. Por supuesto siempre hay excepciones pero, como he dicho antes, el arte solo sirve para abrir tu persona y mostrar lo que contiene tu interior, al mundo y a ti mismo. Quien no se sienta reflejado simplemente no le va a gustar lo que haces.
- No solo has adaptado el flamenco al fagot, también y con mucho éxito, lo has hecho con la copla española, ¿No?
- Claro, como he hecho referencia antes siempre he compuesto con esa impronta andaluza, en este sentido el flamenco y la copla van de la mano. Uno de los objetivo de este ‘nacimiento’ era precisamente homenajear a todos los que hicieron que indagará e investigará este arte tan nuestro. Aunque me refleje más en lo flamenco, he querido terminar de definir este proyecto con alguna pincelada haciendo alusión a este género, como es el caso del tema de Rocío Jurado ‘Señora’ por bulerías.
- Arrancas con el fagot flamenco, de forma más pública, en el El Cante de las Minas de la Unión. Lo haces junto a una amiga nuestra, Alba Espert a la Guitarra -una de las estrellas emergentes en la guitarra flamenca- ¿qué significó para ti?
- Claro, fue más público porque hasta ese día me reservé el mostrar por internet los anteriores conciertos que hice para presentar el fagot flamenco, no publiqué ni siquiera un solo video pequeño. Con este recital que hicimos en La Unión pudimos a los pocos meses completar el documental ‘El nacimiento del fagot flamenco’, que es el que me ha permitido que esta nueva sonoridad pueda ser escuchada en todo el mundo. El llegar aquí supone mucha responsabilidad y a la vez muchísima ilusión, y puedo decir que me fui orgulloso del trabajo que habíamos realizado. La verdad es que me sentí como en casa, porque la llamada Catedral del Cante es uno de los escenarios más acogedores y más bellos en los que he podido actuar. Sin embargo, cuando escuché todos los aplausos sentí como una liberación, porque había visto que al público flamenco también le había llegado mi discurso. Por supuesto, el compartir esa sensación con personas a las que tanto quieres es uno de los mayores regalos que me ha dado la vida.
- También haces una presentación a lo grande del Fagot, de tu instrumento, en el Castillo de Doña Mencía, delante de tu gente. ¿Qué sensaciones tuviste?
- Este fue el primer concierto donde presente el fagot flamenco. Fue un inolvidable dos de julio, ante mi familia y la gente de mi pueblo. Además fue un día muy señalado en el 2017, porque ese mismo día hacía veinticinco años que se murió Camarón. Para serte sincero, hice este concierto sin ninguna pretensión, pero he de reconocer que tras ver sorprendido el impacto del público, su reacción, pues me planteé muchas cuestiones y sobretodo se fueron alejando muchos miedos y dudas que tenía. Ese día no solo nació el fagot flamenco, sino que fue como si yo de alguna hubiera vuelto a renacer.
- Aun con tu juventud, ya son muchos los reconocimientos a tu “creación”. ¿Qué camino vislumbras para el fagot en el futuro?
- Yo creo que eso solo lo puede decidir el tiempo. Tenía razón la gente que me dijo que iba a ser muy complicado alcanzar cosas como las que estoy consiguiendo; sin embargo, yo creo que aún es más difícil mantener esa llama encendida, para que a medida que pasen los años todo esfuerzo tenga sentido y tanto sacrificio haya merecido la pena. En estos momentos, me encuentro con muchas fuerzas para seguir este camino y desarrollar todo este universo que he ido creando sin darme cuenta, ya que lo que he hecho hasta ahora ha sido una mera presentación. Actualmente ya están pasando cosas, y creo que esta inclusión está consiguiendo impactar en la sociedad a día de hoy. Desde un principio mi fagot ha sido bienvenido, sorprendiendo a un público que en su mayoría lo desconocía. Yo creo que era impensable que el fagot pudiera estar en determinados espacios, y más aún como solista. Por supuesto, esto trae otro de mis grandes objetivos, y es que este instrumento sea cada día más valorado y conocido. Como digo, el tiempo irá diciendo, pero confío en él para que poco a poco todo vaya tomando forma y sentido.
- Hemos podido disfrutar de tu arte en ese documental que podemos disfrutar en tu canal. ¿Por qué crees que la gente debe de ver ese documental para conocerte?
- Porque es un documental que fundamentalmente está hecho con toda la ilusión y el cariño del mundo. Cierto es que carece de algunos aspectos técnicos, soy consciente ya que lo realizamos entre mi prima, Lorena Moreno, y yo. Lo quise completar en la Peña Flamenca de Lucena, donde pude grabar unas pequeñas declaraciones para contextualizar todo esto y que el oyente entendiera lo que ha significado para mi poder exponer el fagot flamenco. Allí también grabamos la introducción de este documental, un homenaje a Juanito Valderrama junto con la colaboración del guitarrista Luis Calderito. Sinceramente creo que tuvo que ser precioso poder disfrutar en completo directo de algo que jamás había sido escuchado, algo que era tan distinto, e incluso algo que los propios fagotistas siguen sin imaginar hasta que lo escuchan. Precisamente lo que hemos pretendido ambos es intentar llevar esa sensación a través de este audiovisual, como digo hecho de la manera más cercana posible. En él no solo escucharán a uno de los instrumentos más bellos y más desconocidos, sino que podrán presenciar por primera vez el fagot dentro del mundo del flamenco y comprender el por qué de su nacimiento.
- Muchas gracias Rubén por atender a la Revista Cultural Blanco Sobre Negro.
- Gracias a vosotros por dar voz a los artistas y otorgarnos un lugar en el que nos podemos expresar. Me gustaría, si me lo permites, terminar con una letra por seguiriya que he podido escribir en este confinamiento.
Fue como el comienzo
de un mundo letal,
donde nadie sabía de la envidia
la miseria o el mal.
Aplausos como campanas
resonaban desde el cielo,
tantas cenizas de lucha
que se van con el recuerdo.
-
TítuloSilencio, ha nacido el Fagot Flamenco de la mano del Niño Rubén.