“La Escritura Me Sirve Para Despoblar Mi Mundo Interior, Aliviarlo, Indagarlo Y Conocerlo Más”
El escritor Argentino Gustavo Adolfo Chiachio (Banfield, Buenos Aires 1963), autor de “Cuentos a viva voz” (2020, Editorial Tinta Libre) nos presenta su segundo libro “No seas maricón” (Editorial Dunken) y nos habla, además, entre otras cosas, respecto a su vínculo con la escritura y la construcción de su proceso.
Por Pablo Andrés Rial
Gustavo es Lic. en Psicopedagogía, Magister en Psicología Cognitiva y Aprendizaje (FLACSO), y docente universitario. Sus comienzos como cuentista, nos refiere, comenzaron a sus veintidós años, momento que coincide con el nacimiento de su hijo: “En una ecografía vi latir su corazón y escribí “Si de la latir se trata”; algo breve que no está publicado. Sentí la necesidad de escribir esa emoción, esa alegría. Fue un momento fundacional. Siento que la escritura me sirve para despoblar mi mundo interior, aliviarlo, indagarlo y conocerlo más; es una sensación de libertad muy interesante. Puedo con la escritura hacer lo que quiera, amar, odiar, matar, ser niño o niña, mujer, hombre, un animal, ser cruel, vengativo, bondadoso; el desafío es lograr ser verosímil en el relato. A veces eso se logra. No soy de los escritores que comenzaron desde jóvenes con el tema. Me gustaban otras cosas en esos momentos; la escritura literaria fue en algún sentido, paciente y me esperó”El autor de “No seas maricón” les da una atención importante a las situaciones que lo rodean: frases, modos de comunicarse entre las personas, algo que considera atractivo: “Algunos cuentos surgieron de charlas en otra mesa de un bar en donde estaba tomando un café, de cumpleaños de 15, de historias pequeñas, de frases duras como “te voy a cortar la lengua si hablas” dicho por una madre a un niño. Me gustan los entornos cotidianos y barriales, al menos por ahora. Cuando escribo imagino las escenas, los movimientos, los olores, los ruidos. Es como estar en una película o en un teatro. Es que en esos lugares la gente también sufre, tiene alegrías, miedos, incertidumbre; y el gran desafío es llevarlo a la ficción”.
En relación con sus dos libros escritos, hace una clara diferencia entre ambos, en el primero (Cuentos a viva voz) consta de relatos urbanos, mezclados con recuerdos personales y familiares, y concluyen, a diferencia del segundo (No seas maricón) de manera suave, más benévola. En este último, los relatos resultan ser más directos y ásperos. Respecto de esto, agrega: “En mi última obra, se encuentra la condición humana más al desnudo, más descarnada, los conflictos en la piel de los personajes se hacen evidente. Una discusión por la masculinidad en el cuento “No seas Maricón” una madre violenta y amenazante en “Boca cerrada” una pelea muy fuerte en una división de bienes entre una hija y la amante del padre en “El adiós de Tito” la violencia política en la vuelta de la democracia en Argentina, el amor y una decisión difícil de tomar en “Paredones” o un ludópata en ¿A quién se le ocurre que hoy es mi día de suerte? capaz de hacer cualquier cosa para seguir jugando, resultando un personaje que hace reír pero es un canalla”.
Al mismo tiempo, reflexiona sobre la identificación con sus primeros cuentos y lo detallista que puede ser al momento de escribir: “Voy a citar al escritor argentino Abelardo Castillo en su libro Ser escritor -Tal vez yo no pueda saber cómo soy ni pueda explicarlo, pero, en mis libros, mis personajes son quienes me dicen cómo soy. Sobre todo, cuando actúan de una manera en que yo no actuaría, están, de algún modo, denunciándome- Soy un poco varios de los personajes, todos a la vez y ninguno. Una suerte de mezcla necesaria. Escribo con cierto orden en las ideas, aunque no siempre lo logro. En algunos momentos tengo el principio y el final; si esto último no ocurre es que la historia tomó o está por tomar otro destino, entonces el final cambia. Soy de corregir mucho el texto, leerlo varias veces; hasta que en un momento lo suelto y ya no me pertenece.
Es muy linda esa sensación, listo ya está y pronto estará en otras manos”.
El periodo y proceso de edición en que se trabajó la obra “No seas Maricón", Gustavo nos informa que ha sido de aproximadamente un año y medio, durante el cual tuvieron lugar varias etapas: escritura, reescritura, selección y revisión, a lo que consecuentemente agrega: “Me gusta mucho revisarlo con mi correctora Laura María Lasala, sus aportes, comentarios y sugerencias mejoran el texto; siempre lo hicieron. Es una gran persona, sabe mucho y tiene una manera se observar el texto y de sentirlo que facilita todo el trabajo. Con todo eso aparecen otras decisiones por tomar, ¿cómo se llama el libro? En este caso particular se iba a llamar Crueles y no tan crueles y cambié de decisión para darle más protagonismo a uno de los cuentos; el arte de tapa lo armamos en casa, un frasco de remedios antiguo sostenido por mi hijo y la foto de mi mujer, el resto es parte de la Editorial Dunken y su equipo que tan bien me trataron”.
“No seas maricón” es una obra fascinante atravesada por el dolor, el odio, donde los entreveros de sus protagonistas acercan al lector a un encuentro de imágenes diarias, que cuyas distancias pueden posiblemente acortar el trecho entre la ficción y lo que se vivencia en este plano real: relaciones tensas, sentimientos de impotencia, frustración, desamor, la nostalgia de la infancia, la calle, los vicios y la vulnerabilidad de los valores.
“Una vez me dijo un lector en las redes que el libro lo había dejado con ganas de seguir leyendo y releyéndolo y no salir de ese mundo, de esa vida cotidiana hecha letras. Y desde esa vida cotidiana pude plasmar el amor, el dolor, los secretos, el canalla, el jugador, las lealtades, inclusive en el cuento “No seas maricón” una discusión por las masculinidades. Una lucha entre un padre y un hijo por estilos y maneras de ver la vida y una atmósfera en dónde resulta difícil respirar. Un cuento que no fue pensado desde el vamos de esa manera, pero mutó hacia esa dirección. Los prototipos de personajes del barrio me persiguen, esa cotidianeidad me seduce porque soy parte de ella y me gusta narrarla”.
Así mismo, reflexiona que, si bien la estructura en el cuento de un principio, nudo y desenlace es buena, no siempre es el camino: “Por ejemplo en Cuentos a viva voz hice dos cuentos como en espejo que pueden ser leídos en orden inverso; inclusive se puede leer uno de ellos, el otro no y nada cambia. Me gustó jugar con esa idea, como en espejo, en donde algo pueda, también, no ser reflejado”.
Finalmente, el escritor felizmente nos menciona que, por un lado, se encuentra escribiendo una novela cuyo título tentativo es “Tres bastones” y que al mismo tiempo, ha realizado la adaptación teatral del cuento “No seas Maricón” incluido en este último libro; que estima se estrenará a fines de año: “Estoy trabajando con Facundo Pola un director joven que le gustó la idea y hace un poco más de un año que estamos conversando, leyendo y produciendo en función del texto. Es una tarea diferente en cuanto a la escritura. Implica el desafío de tomar el cuento, desarmarlo de algún modo y reinventarlo en una obra de teatro, respetando lo que sea necesario respetar y creando una nueva versión”.
Para contactarse, conseguir sus libros y saber más sobre el autor pueden encontrarlo en IG: gustavoachiachio / @editorial.dunken