“La literatura surrealista me ayudó mucho a no ponerle razón y lógica a un sentimiento”.
Por Pablo Andrés Rial
El poeta y cantor argentino Juan Coronel (Buenos Aires, 1989), autor de varios títulos, tales como Frágil Caballo (2015), Tramadol (2018), y Wabi Sabi, la belleza de lo dañado (2020), nos presenta su última obra “Hablar demasiado suele ser poco” de la mano de editorial Astronauta Ruso.
El poeta nos cuenta que su nuevo libro atraviesa historias muy disímiles entré sí, pero que sin embargo todas ellas, se unen en un punto común: el misterioso trasfondo que, en ocasiones, resulta convivir en sociedad. Su poesía tiene dientes filosos y su piel es áspera e incipientemente brutal desde el primer verso. Muerde los tobillos del que la lee, y lejos de vomitar conejitos como en el cuento de Cortázar, se los traga.
Juan Coronel destaca que el proceso de este trabajo ha sido dinámico y volátil en relación con los recursos literarios utilizados: “Va de menor a mayor, como cuando preparás el fuego para el asado. Tiene mucho que contar, tiene hambre, tiene humor, tiene fotografía, tiene esquizofrenia, tiene simpleza y también tiene cinismo, que es la tía venenosa de la familia de la inteligencia”. Y agrega “el proceso fue bastante holgado, fueron textos editados a través de los años, creados a partir de situaciones confusas, historias personales o que escuché por ahí. Textos que pedían auxilio y tuve que rescatar, frases que recopilé del celular, versos que no pude utilizar en canciones, versos que nacieron de la inquietud y la rabia. Versos de amigos, o ideas que terminé de desarrollar por mi propia cuenta después de leer un libro, escuchar una canción, o ver una peli”.
Los cambios son inevitables, eso también sucede en la voz del poeta, en el decir de sus palabras. Las trasmutaciones son el resultado de muchas variables, de los vaivenes y experiencias sensoriales e intelectuales que lo atraviesan. “Considero que el tiempo lima ciertas asperezas con uno mismo y con el entorno. Uno se va adaptando a la coyuntura y a lo que el cerebro le exige. Noto cierta falta de incomprensión con mi poesía que me resulta favorable para no tener que pensar y repensar todo lo que escribo. Cada vez que pienso en el surrealismo, pienso para dentro. La literatura surrealista me ayudó mucho a no ponerle razón y lógica a un sentimiento. El freestyle también tiene eso, lo fundamental que resulta el impulso. A los 33, me siento mucho más libre y sin prejuicios desde lo intelectual, lo visceral o lo chabacano. Uno aprende a editarse, pero también requiere de ciertas licencias esenciales para crear similares al rock”. Al mismo tiempo reflexiona como cantautor: “En la mayoría de mis poemas hay un gran porcentaje de influencia, pero en este libro no recurrí tanto a la musicalidad, fui un poco más a la sorpresa, al recurso de lo impredecible y lo incorrecto, jugar un poco a la incertidumbre desde lo amable y lo técnico. Aborrezco rimar por rimar, sin embargo, a veces el texto te pide y uno accede. Creo que de eso se trata la literatura de estos tiempos: De conciliar”.
Existe un viejo debate alrededor en la búsqueda del desprendimiento expresivo del yo poético y su vínculo con lo autorreferencial, he escuchado a muchos artistas hablar al respecto, algunos critican duramente esa cualidad egocentrista otros la veneran, desde mi manera de ver el bosque, pienso que ponerse en la piel de otra persona, hacerlo carne, forma parte indivisible de un único disparo: el personal. No hay escape. La propia creación por más alejado que uno se encuentre de la temática estará mínimamente teñida de nuestra sangre. En relación con ello, el autor de “Hablar demasiado suele ser poco” acota: En esta época donde se abusa de literalidad, el “yo” es ficción. Me parece un recurso noble, aunque desgastante. No tengo una opinión formada sobre la autorreferencia. Me parece que hay distintas vidas narradas desde otras perspectivas, el tema está en disrumpir, si me vas a hablar de lo que hiciste en la salida con tus amigas o sobre la muerte de algún familiar, se me apagan las orejas”.
Finalmente, Juan nos menciona cómo es moverse en el universo de la autogestión y el ámbito independiente: “Mientras tenga dientes y un laburo estable me siento cómodo en el under, no hay responsabilidades ni se le debe nada a nadie. Hay que encontrar el punto medio entre el mainstream y lo independiente. Ahí está mi leitmotiv. No compro con canallas. Me gusta moverme en el ámbito independiente sin tener que llegar al grado del tedio, hago las cosas por placer y porque la palabra me da la vocación. Por ahora, la autogestión me ofrece un precio razonable a mi voluntad, cuando no pueda responderle con la misma moneda me dedicaré a otra cosa. Que la salud diga, y que el cuerpo obedezca”.
Para aquellas personas interesadas en adquirir su último libro, pueden contactarse a su IG @el_chico_de_las_poesias o a la editorial @astronautaruso.ed
Compartimos un poema de “HABLAR DEMASIADO SUELE SER POCO”
Ella vuelve a pensar que no existe Villa Celina.
por eso toca el cabello de los hombres impuros,
los desalmados, corta despedidas y las pega
en la vitrina
sabe que está loca por exigir,
que está muerta por confundirse con alguien,
necesita que alguien la escuche,
le apoye sus manos despacio en sus orejas
y le diga que todo puede ser posible
estudió diseño pero solo diseñó blasfemias
no tiene rol ni economía ni padre ni patria
celebra en la terraza y los truenos le cantan
se escuece adentro de mis techos
y los pájaros piensan que no existe Villa Celina,
vuela lejos y se convierte en roble
criolla de pureza cuando se despide
deja sus experiencias en bandeja
se muere por segunda vez y no acepta
que sus paredes sean poemas
de versos vestidos por el robo
es todo lo que necesita el frío del turista
cortometraje de amor que el estado no financia.