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REVISTA CULTURAL BLANCO SOBRE NEGRO


 

“No Me Considero Un Escritor, Más Bien Soy Un Voyerista De Las Palabras”

El escritor argentino Bernabé De Vinsenci nos habla de su poemario “La trama de los padecientes”, de sus proyectos y vida literaria.

1Pablo

Bernabé De Vinsenci (Saladillo, Provincia de Buenos Aires; 1993), autor en narrativa de libros como: “La era de la eyaculación desmedida” (2019), “Velando por los esquizofrénicos” (2019), e “Hígado” (2020), nos presenta su obra en poesía “La trama de los padecientes” y nos adelanta acerca de lo que será su primer libro de cuentos que, saldrá en Argentina y también en Chile por Ediciones Periféricas.

“La trama de los padecientes” de la editorial Engaña Pichanga Ediciones, es una obra que consta de cinco capítulos: “El hijo de la loca”, “Un esquizofrénico en la sala de cirugía”, “El padre de la estepa”, “Una casa para nadie” y “Los amigos de todos”, en donde se puede apreciar un contenido poético que se encuentra enmarcado por la desesperación, el martirio, y un sentimiento de aislamiento insoslayable, producto de las dolencias psíquicas que sin clemencia, conducen hacia el tormento de la locura. Su poesía va desde lo crudo a lo punzante y circunda a la extrañeza absoluta de lo incomprendido y, por lo tanto, de lo incurable.

2Pablo

P: ¿De qué forma nace la idea del poemario?

B: El libro nace a posteriori. Fue una época de estragos. Después de mucha lectura, el deseo de los textos desaparece. La idea de la muerte empieza hacerme sombra y abandono lo que fue mi sostén. Quise releer los cuentos completos de Antonio Di Benedetto y a la mitad quedé en impasse con todo. Hubo un click de quiebre. Empiezo la ingesta de alcohol y absoluta apatía. La decantación de la vida era tan potente que me arrojé al mundo. De modo que narro lo que me circunda y lo que alguna vez me circundó: la locura, que tanto atravesó mi infancia. Y bien digo “narrar” porque La trama de los padecientes no es poesía (reconozco que no soy apto para la poesía y no lo digo con falsa modestia) sino exclusivamente contenido, aunque tampoco son poemas narrativos, ni pertenecen a lo raro ni a lo sublime. Es un libro malogrado en un momento de mucha desesperación y en el que la escritura versificada me sirve para vincularme con las palabras.

P: ¿Cómo te surgió el ser escritor?

B: No me considero escritor, más bien soy un voyerista de las palabras. Me cuesta decirme escritor. Me interesa más la idea de lector eterno, y en ese sentido quizás suscribo a Silvio Astier. Hay sobrados ejemplos de gente que escribe y obvia la lectura. Lo que sí sé, y no hace falta decirlo, es que no se puede escribir sin leer. De todos modos, sí creo que vivimos en una época donde nadie se propicia una vida para la lectura (en ese sentido tengo una visión romántica, a todo o nada) y de pronto se escribe y se lee de manera “digerible”. Creo que la idea de escritor del siglo XX se erradicó por un escritor más liviano, al cual puede consultárselo en redes, por ejemplo, lo cual no está mal ni bien pero que sí se pierde cierto misticismo. No creo en la literatura del like, ni del premio Herralde. Hay que empezar a bucear las editoriales independientes y aquellos editores que arriesgan los textos en un mundo donde el mundo del libro está desmantelado. Prueba de esto la muerte de Miguel Villafañe, editor de Santiago Arcos. Que editó y apostó por Michel Nieva, gran escritor de nuestra generación, y a Marcos Apolo Benítez que escribe con una prosa contundente y me interesa muchísimo su universo ficcional.

P: ¿Considerás clave estar atravesado por la desgracia para escribir o pensás que no hace falta?

B: La desgracia es una mierda y está muy romantizada. No, no hace falta. Hay que leer. Sí creo que hay un sector privilegiado o con recursos que les gusta cortarse las venas y escribir o leer a los que se cortan las venas. ¿Para qué?, me pregunto, ¿con qué necesidad? El que se sumerge en el dolor para escribir es nada menos que un fracasado. Y yo lo fui, y hoy me está costando horrores salir de mi papel filomarginal. Justamente estoy leyendo Si esto es un hombre, de Primo Levi y en medio de Auschwitz transmite la idea de vida: escribir después de lo inenarrable. Esa idea de la “desgracia” para escribir es una excusa para no hacer literatura. Un poco inducida por la Generación beat y cierta nostalgia del under. La vez pasada estuve en un minirecital en Pura vida en La Plata y había muchachos que decían al micrófono “somos del under”, ¿de qué “under”? La vieja frase “vive velozmente y dejarás un bello cadáver” no funciona más que como cliché y cierta idea de ostentación que termina siendo graciosa y ridícula.

P: ¿Qué escritores o escritoras te han influenciado a lo largo de los años?

B: Depende. Hay épocas, mucho Di Benedetto, Eisejuaz, de Sara Gallardo, Daniel Moyano. Moyano me fascina. Lo que sí no creo en las influencias. La literatura no es como la música. Sucede en otra dimensión. Hoy por hoy me interesa Bernardo Kordon. Y lo poco que pude leer de Julio Ramón Ribeyro. Eso de vivir bajo influencias me resulta sospechoso. Abelardo Castillo fue un gran escritor porque supo dialogar con su tradición (si querés llamarle influencias) y lo hizo bien. Por otro lado, Saer tiene obras grandiosas, como Las nubes. Puedo decirte que Alberto Laiseca me quebró en dos. Me hizo saber cómo funciona la literatura. Leerlo y escucharlo en entrevistas fue un antes y un después. Esta idea de transfigurar lo que uno es a literatura, sin caer en el yo y tampoco necesariamente en la autorreferencialidad.

P. ¿Con qué género literario te hallás más, con la poesía o la narrativa y por qué? ¿Qué te permite uno que no lo hace el otro?

B: La narrativa. Soy lector de narrativa. Me interesa el cuento. Lo que permite la poesía es que puedas escribir narrativa, no así escribir poesía. Hay gente muy mala endiosando a Fabián Casas (“el poeta nacional”) y dando Enter, que es otra de las habilidades de las tecnologías. Los que me quieran correr por lo que escribo yo, alegando que mi escritura es peor que la de Casas, digo que sí y que me tiene sin cuidado. En mis lecturas Casas no entra. Y yo soy sobre todo lector. Esta idea de que a los “consagrados” se le permite todo es un poco estúpida. En una clínica de poesía Damián Ríos le dice a un participante “no hay que rematar en el último verso” y después “Casas sí lo puede hacer”. Pero es Casas, ¿no? Igual Blatt & Ríos me interesa y es accesible, editaron Virgilio Piñera, Bernardo Kordon, Adolfo Couve. Mis respetos a ellos.

P: ¿Qué opinás en relación con la calidad de la poesía contemporánea y el nivel de consumo de esta?

B: Con respecto a esto opino una sola cosa: el único que va a trascender es Jotaele Andrade. Después que se encarguen los que se encargan de la poesía. Jotaele codifica una filosofía íntima universalizándola.

P: ¿Crees que a los “malos libros” también hay que leerlos?

B: Sí, y sobre todo tratar de no adular a nuestros contemporáneos por cumplido. Y por otro lado en realidad no sé qué es un mal libro. No creo que los libros se rijan por “me gustó”, “no me gustó”, “lo entendí”, “no lo entendí”. Me interesa la fantasía de relectura, y por lo tanto últimamente me volví algo fetichista con los libros.

P: Contanos un poco acerca del tu primer libro de cuentos que saldrá pronto

B: Publiqué Hígado que es un librito de relatos delirantes y graciosos. Después estuve dos años sin escribir, y volví. Hígado sirvió como experimento de escritura y lo que vendría después. Al regreso entendí a la literatura de otra forma. Diferenciar lo que es un relato de un cuento. Ahora quizás con este libro puedo decir que me acerco más al cuento. Se llama De los dinosaurios al monstruo perfecto y lo estamos elaborando junto a Victoria García que es artista plástica (pueden ver sus obras en Instagram @toia_g). Revisando textos con ella pudimos agrupar los que quedaban y los que no. La idea del libro es hacerlo con ilustraciones. Y creo que Victoria me permitió ver eso: que los textos hablan de lo monstruoso. No es un bestiario, pero sí quizás un bestiario humanoide.

P: ¿Cómo se puede hacer para adquirir el poemario y dónde te encuentran los lectores que estén interesados en leerte?

B: Se puede adquirir desde el Instagram de @engañapichangaediciones (una bella tapa ideada por Andrés el editor, a base de tipografías, que no quiero pasar por alto) o escribiéndome a mí @bernabeequis, también a mi Instagram. O a mi correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. O mi WhatsApp: 2344-469638. No trabajamos con librerías, salvo las ferias a las que asiste Andrés. Vamos de mano en mano, de boca en boca. Y el 22 de abril hacemos presentación en La Plata.

Les compartimos un poema del autor que forma parte de la obra poética “La trama de los padecientes”:

Pasó medio siglo
mi madre desmigaja pan en el
mate cocido
como si descuartizara mi cuerpo
la veo en un rincón de la cocina
sola y ajena al tiempo
la miro:
Una voz clama desde su estómago.

Estoy viejo, le digo.
Pasó medio siglo
y ella sigue
desmigajando el pan
y dice que
aun los viejos crecen.

Por Pablo Andrés Rial