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REVISTA CULTURAL BLANCO SOBRE NEGRO


 

Patxi Xabier Lezama. Mitología, Tradición y Simbolismo

La evolución es algo innato al ser, a la sociedad y al propio cosmos.

El ser humano a lo largo de la historia ha ido evolucionando como fruto de un pensamiento consciente en el que tradición y origen han jugado bazas o pilares fundamentales de alineación con todo lo que supone cualquier forma de expresión.

Las muy diferentes formas de expresión no interfieren en manera alguna dentro de lo artístico ya que en muchas ocasiones nos encontramos incluso una más que perfecta conjugación entre tradición, lo que refiere lo ancestral, y modernidad o contemporaneidad.

Patxi Xabier Lezama combina todo ello de manera singular.

Su obra es fruto de una más que lograda mezcla de la búsqueda de los orígenes o tradición, el gusto por lo mitológico y un surrealismo fuente de una pura necesidad por expresar lo sentido, por resolver el enigma que supone desgranar pieza a pieza lo ensoñado para así procurar dotarlo de vanguardia y modernidad, aderezado con toques de sustancial innovación en los que tiempo y espacio se confunden para así lograr una obra diferente, una obra singularmente digna de ser degustada, disfrutada y, por qué no, admirada.

Personalmente quiero reseñar el magnetismo que dichas piezas escultóricas inducen en mí. Una clara conjugación entre atracción, estimulación e incitación a no parar de observarlas. Muy nuevo y ancestral a la vez es lo que Lezama nos presenta. Un tanto arraigado en la cultura vasca pero con toques o extrapolaciones que llaman al espectador a adentrarse en un universo incierto pero de una calma absoluta, sin sonidos que desvirtuasen la obra pero con una gran sensación interna de esperanza en la humanidad mediante un gran cambio producido por otra realidad que está por llegar.

Tal vez nos encontramos ante algo basado en herencias pasadas y lo mitológico pero con tintes premonitorios. Algo que es capaz de crear controvertidas sensaciones o sentimientos en nosotros. Algo digno de ser estudiado, referenciado y, por supuesto disfrutado.

Una obra elegante y cuidada, con un gran mensaje interior sin lugar a dudas.